24 DE JULIO 1783 NATALICIO DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR

      Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, nació en Caracas el 24 de julio de 1783, en un hogar aristócrata por lo cual tuvo una excelente educación, a pesar de la muerte de sus padres, cuando tenía 9 años. Simón había aprendido a leer, escribir y contar con diferentes preceptores. Su infancia y parte de la adolescencia transcurren entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas, fue a la Escuela Pública, dirigida por Simón Rodríguez, un hombre original y progresista, cuyas ideas pedagógicas y sociales tendrían mucha influencia sobre un joven de carácter aún muy maleable.

     Admirador de Rousseau y otros filósofos franceses, Rodríguez iba a enseñarle mucho a Simón Bolívar, empleando mucho tacto, sensibilidad y firmeza, fue en ese momento que Simón abrió sus ojos, su espíritu y su corazón a los ideales que marcarían su vida. En 1799, viajó por primera vez a España, visitando de paso, Veracruz y México, haciendo una corta escala en La Habana. En Madrid, estaba rodeado de sus tíos Esteban y Pedro Palacios, así como por el marqués de Ustariz quien devino su maestro. Simón profundizó sus conocimientos literarios y científicos, perfeccionó su esgrima y su forma de bailar.

     Rápidamente, conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, una joven española de quien se enamoró. Pensó inmediatamente en fundar una familia, tener descendencia y regresar a Venezuela para disfrutar de sus bienes. Pero su tío pensó que era un poco precipitado, sería tiempo de pensar en el matrimonio un poco más tarde. En el mes de mayo de 1802, regresa a Madrid donde se casó, el 26, con María Teresa. Los dos jóvenes esposos viajaron a Venezuela, pasando momentos felices hasta enero de 1803, fecha en la cual muere María Teresa, el joven viudo regresó a Europa a finales de ese mismo año, pasando por Cádiz y Madrid, y se instaló en París en la primavera de 1804.

     Leía mucho, asistía a conferencias y observaba con sagacidad los acontecimientos políticos y militares que estaban cambiando el mundo. En Francia, encontró a su maestro y amigo Simón Rodríguez. La misma pasión del saber los animaba. Juntos viajaron a Italia, el 15 de agosto de 1805, estando en Roma, hacen la ascensión al Monte Sacro donde Bolívar, de un tono solemne, juró jamás dejar su alma en reposo ni su brazo mientras la América Hispanoparlante no fuera libre de la dominación española. Era un bello gesto romántico, pero no sería solamente un gesto… Sería el Libertador, el que prometió y cumplió sus promesas.

     El momento llegó, cuando el 19 de abril de 1810, comenzó en Caracas la Revolución de Independencia. Poco tiempo después, Bolívar transformó sus palabras en hechos. A la cabeza de un pequeño ejército, limpió las márgenes del río Magdalena de todo enemigo, y tomó, en febrero de 1813, la ciudad de Cúcuta. Fue en mayo que él comenzó la liberación de Venezuela. Tras una serie de combates y de hábiles maniobras, Bolívar condujo sus tropas de la frontera del Táchira hasta Caracas, donde entró el 6 de agosto. En su pasaje por Trujillo, el 15 de junio, redactó el Decreto de Guerra a Muerte, con el fin de afirmar el sentimiento nacional de los venezolanos y obtener una mayor cohesión.

     Con el transcurrir de los años y después de grandes batallas ganadas y perdidas, llega la fecha más importante, el 24 de junio de 1821, día en que la llanura de Carabobo se llenó de gloria, ya que se generaría la batalla decisiva para la Independencia de Venezuela y la cual fue ratificada, en 1823, por la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Después de Carabobo, Bolívar fue recibido triunfal en su ciudad natal, pero él miraba ya hacia Ecuador, aún dominado por los españoles.

     Posteriormente, en Agosto, gana la Batalla de Boyacá. Después de que Sucre ganara la Batalla de Pichincha, en 1822, y liberara el Norte de Sur América. Bolívar cruza los andes para liberar Perú, lo cual logra con Sucre en la Batalla de Junín, el 6 de Agosto de 1824.

     Mientras estuvo fuera de Venezuela, Bolívar es víctima de las rivalidades entre los caudillos que empezaban a gobernar a Venezuela y se va a Colombia, en donde muere a causa de una tuberculosis, el 17 de diciembre de 1830, en la ciudad de Santa Marta. Sus últimas declaraciones reflejan la amargura que sentía por no haber logrado su objetivo de la unión de la nueva patria: «Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro».

Prensa CAVIM