Ana María Campos, mujer venezolana nacida en Los Puertos de Altagracia, municipio Miranda del estado Zulia, el 2 de abril de 1796 y considerada una heroína por participar desde muy joven en la causa independentista. Hija de Domingo José de Campos y Perozo de Cervantes, y de María Ana Cubillán de Fuentes y Vera, recibió formación educativa en catolicismo que para la época era común entre las mujeres aristocráticas de la región.
Desde muy joven fue simpatizante de la causa de la independencia y se dice que tenía “una sed de libertad, igualdad y fraternidad”, un carácter que le dio razones para sumarse a la lucha para lograr la expulsión del gobierno español.
En 1822, cuando tenía apenas 26 años de edad, Ana María Campos fue acusada por el mariscal de campo Francisco Tomás Morales de organizar reuniones clandestinas para derrocar la corona y fue arrestada. En su contra, presentaron como prueba la frase que inmortalizó a esta guerrera, cuando se refería al representante de la corona y que aún retumba en los destellos de nuestra historia de independencia: “Si Morales no capitula, monda”, que en lenguaje de la época quería decir: “si Morales no se rinde, muere”.
Luego de este episodio, fue sentenciada a recibir como castigo un escarmiento público. Se le obligó a montar un burro y andar con el torso desnudo, mientras era golpeada con un látigo por el verdugo Valentín Aguirre. Soportó ser flagelada y torturada públicamente, tras ser liberada nunca se arrepintió de su célebre frase.
A las orillas del Lago de Maracaibo, un 17 de octubre de 1828, con apenas 32 años de edad, fallece la heroína Ana María Campos debido a un ataque epiléptico, dicen que posiblemente causado por todas las torturas a las que había sobrevivido.
En su honor, existen varios sitios llevan su nombre en la ciudad de Maracaibo, incluyendo una calle, una plaza pública y un centro de capacitación para mujeres reclusas. También se formó una Orquesta llamada como esta valerosa mujer.
Prensa CAVIM