2 DE FEBRERO DE 1806 PRIMER EXPEDICIÓN DE MIRANDA.

Con una tripulación abigarrada, formada por vagos y maleantes de los muelles de Nueva York, norteamericanos, austríacos, franceses, polacos, etc., sale Miranda con su expedición el 2 de febrero de 1806, con destino a las costas venezolanas y el honroso objetivo de conquistar su libertad.

A bordo del Leandro, Miranda enarbola por primera vez la bandera venezolana: amarillo, azul y rojo. Hace que todos aquellos «soldados» juren fidelidad a esa bandera y al libre pueblo de Sudamérica.

El barco era de doscientas toneladas y tenía 18 cañones. Miranda se había a pertrechado con 1.500 fusiles, 50 rifles, 300 pares de pistolas, doscientas espadas, 40 cañones, municiones en abundancia para los cañones y los fusiles, 150 barriles de pólvora, unas cinco mil lanzas, vestuarios de tropa y de oficiales, etc. También se cuidó el Precursor de incluir una imprenta, en la que imprimió las proclamas que enviaría a tierra firme.

Como la expedición no se había preparado en absoluto secreto, las autoridades diplomáticas de España en los Estados Unidos se han dado cuenta y han informado al Gobierno de Venezuela que Miranda se dirige a sus costas con el Leandro y dos goletas más: Bachus y Bee, que han sido contratadas en Haití. Francisco de Miranda, Precursor de la Independencia americana, concibió la idea de independizar a Venezuela y a toda la América Española y formar con ella una sola nación con el nombre de Colombeia. Esta idea de la unidad de Hispanoamérica en un solo Estado está contenida en un proyecto constitucional elaborado por Miranda en 1790 y presentado al gobierno inglés, cuya ayuda buscaba el Precursor. El contenido principal del proyecto mirandino es el siguiente:

  1. Independizar las colonias españolas y reunirlas en una sola nación que recibiría el nombre de Colombeia (Colombia), en honor al descubridor del Nuevo Mundo.
  2. Esta nación tendría un gobierno monárquico, presidido por un emperador o Inca (Incanato), de carácter hereditario.
  3. Habría un congreso constituido por una cámara de senadores o caciques vitalicios, y una cámara baja o de los comunes, elegida cada cinco años por los ciudadanos del imperio.
  4. El poder judicial estaría en manos de magistrados vitalicios, nombrados por el Inca.
  5. Dos censores, elegidos por el pueblo y confirmados por el Inca, tendrían a su cargo vigilar la conducta de los funcionarios, las costumbres de los ciudadanos y la educación de la juventud. Los ediles, nombrados por el senado y confirmados por el Inca, se encargarían de la construcción de caminos, puertos, canales, parques, etc. Los cuestores, nombrados por la cámara de los comunes, velarían por las finanzas del imperio.

El proyecto de Miranda se inspiraba en la constitución inglesa y también en instituciones de la antigua Roma. Todo lo cual aparece en muchos casos bajo la denominación de vocablos indígenas, con lo cual se acentúa su intención hispanoamericanista. Sus ideas organizativas ejercieron influencia en El Libertador, aun cuando éste se apartó en varios aspectos de la concepción mirandina.

Las expediciones de Miranda y sus resultados: Después de haber participado en la guerra de independencia de los Estados Unidos, y en la Revolución Francesa, Miranda se dedicó a buscar ayuda para la independencia de las colonias españolas. Su plan consistía en destituir a las autoridades coloniales, poner interinamente el gobierno en manos de los cabildos y luego dar los pasos necesarios para el establecimiento de un gobierno general y permanente, con acuerdo de toda la nación».

En 1806, después de quince años de esfuerzos en favor de estos propósitos, Miranda obtuvo ayuda de Inglaterra y organizó una expedición que zarpó de Nueva York trayendo 200 hombres, entre jefes, oficiales y soldados; tres barcos y buena cantidad de armas y municiones. Se dirigió a las costas de Ocumare; pero no pudo desembarcar porque los buques españoles que patrullaban las aguas, avisados del intento de Miranda, le salieron al encuentro, y en el combate que se produjo, los revolucionarios perdieron dos embarcaciones, y Miranda apenas pudo escapar en la otra nave a las Antillas. Cincuenta y ocho expedicionarios cayeron en manos de las autoridades, diez fueron condenados a la horca, y cuarenta y ocho a presidio. Los ajusticiados sufrieron la horrible sentencia con que los españoles castigaban a quienes atentaban contra el orden colonial. Sus cuerpos fueron descuartizados y sus partes exhibidas para escarmiento en La Guaira, Caracas, Ocumare y Puerto Cabello. La efigie de Miranda fue quemada públicamente, y su cabeza puesta a precio, y declarado por la Inquisición enemigo de Dios y del Rey.

Poco después, Miranda se encontraba en Trinidad, donde con la ayuda del gobernador inglés preparó una segunda expedición de más de 400 hombres, con los cuales desembarcó en las costas de Coro el 3 de agosto de 1806. Tomó el puerto de La Vela y marchó sobre Coro, que ocupó sin resistencia enemiga. Las autoridades españolas habían ordenado la evacuación de la ciudad, y Miranda se encontró con sus solas fuerzas, sin enemigos a quienes combatir ni amigos que se sumaran a su empresa. Tampoco intentó adentrarse en el territorio en busca de los enemigos. Por el contrario, regresó a La Vela y poco después se reembarcó para las Antillas, convencido del fracaso de su intento y de la indiferencia del pueblo frente a la independencia. En diciembre de 1807 pasó a Estados Unidos y poco después volvió a Inglaterra, donde permaneció hasta 1810, año en que regresó a Venezuela y se incorporó al movimiento revolucionario iniciado el 19 de abril de aquel año.

 

Bach. Yazunari Henández

Prensa CAVIM