31 DE ENERO 1924 FALLECE RAFAEL BOLÍVAR CORONADO

Escritor, autor de la letra del “Alma llanera”. Hijo del escritor costumbrista Rafael Bolívar y de Emilia Coronado. Trasladado a Caracas en 1890, comienza a estudiar en el colegio San Agustín; regresa a su provincia natal, donde culmina sus estudios primarios. Luego de viajar por todo el país, vuelve a la capital donde se incorpora a la vida intelectual. Empieza a colaborar en El Cojo Ilustrado, en El Universal, EI Nuevo Diario, la revista Atenas, El Tiempo, La Revista y en El Luchador y la revista Horizontes de Ciudad Bolívar. El 19 de septiembre de 1914, se estrena en Caracas una zarzuela, con letra de Bolívar Coronado y música de Pedro Elías Gutiérrez, titulada Alma llanera; una de las piezas musicales de la obra, un joropo que lleva el mismo título de Alma llanera, se destaca y pronto se convierte en el «himno popular» de Venezuela; durante muchos años, la autoría de la letra de este joropo le fue atribuida erróneamente al propio Pedro Elías Gutiérrez. El 19 de abril de 1916 gana el primer premio del certamen promovido por El Nuevo Diario, para producciones en prosa, con su página “Corazón”. El 18 de junio de ese mismo año parte para España donde trabaja en Madrid en la Editorial América, dirigida por Rufino Blanco Fombona y le sirve de secretario al poeta español Francisco Villaespesa. Colabora en la revista Cervantes de Madrid  y en el diario El Diluvio de Barcelona. Fue un autor de extraña personalidad, pues tuvo marcada inclinación a ocultar su nombre verdadero tras seudónimos que llegaron a crear verdaderos «problemas de crítica literaria», ya que a menudo, se apropiaba de nombres de escritores venezolanos, muertos en fecha reciente o vivos aún, para firmar sus propias obras: por ejemplo, el de “Daniel Mendoza” como firma para el ensayo sociológico El llanero o el de “Luis Felipe Blanco Meaño” como firma para el Parnaso boliviano. Incursionó de igual manera en el campo de la historia fabulada, escribiendo unas «falsas crónicas» de la Conquista y colonización de América, para las cuales también acudió al uso de seudónimos “Mateo Montalvo de Jarana”, “Juan de Ocampo” o “F. Salcedo Ordóñez”. Varias de sus obras fueron publicadas en la editorial de Blanco Fombona quien, al parecer, ignoraba la apocrifidad de dichos trabajos. Murió como consecuencia de una epidemia de gripe.

 

Prensa CAVIM