28 DE ABRIL 1774 NATALICIO DEL GRAL MANUEL PIAR

Llegó a La Guaira en 1785, con su madre, María Isabel Gómez. Autodidacta, adquirió una formación por sí mismo llegando a ser conocedor de varios idiomas. A los 23 años, expresó su voluntad de ayudar a la independencia de Venezuela en 1797. Huyendo de Venezuela, comandó un buque haitiano a las órdenes de generales negros. Bajo el mando del general Francisco de Miranda sirve a la República como alférez de Navío, tomando parte en acciones en Puerto Cabello y en el combate de Sorondo en Guayana en 1812. Tras la caída de la Primera República se refugió en Trinidad. Con el grado de coronel, firma el «Acta de Chacachacare» junto al grupo de patriotas liderado por el general Santiago Mariño en la Campaña de Oriente, y será uno de los militares más exitosos en la segunda etapa de la independencia. Piar forma parte de la expedición libertadora que desembarca en Güiria en enero de 1813.

Ese mismo año, defiende a la ciudad de Maturín de varios ataques. El primero de ellos llevado a cabo por el gobernador de la Provincia de Barcelona, Antonio Zuazola el 20 de marzo de 1813. Más adelante, el 11 de abril lucha contra el asedio del gobernador de la provincia de Cumaná, Lorenzo Fernández de la Hoz, y el teniente coronel Remigio Bobadilla. Por último, el 25 de mayo resiste los intentos del entonces Capitán General de Venezuela, Domingo de Monteverde. Liberado el oriente del país de las fuerzas españolas, regresa a su vida de marino y organiza la primera escuadrilla naval de Venezuela, con la cual derrota a los buques enemigos en el Combate naval entre Puerto Francés y Chuspa (18 de noviembre de 1813) y establece el bloqueo naval de Puerto Cabello, en combinación con el sitio impuesto por el Libertador Simón Bolívar.

Se unió a las tropas de Bolívar, llegó a ser General en Jefe a los 43 años de edad, caso único, ascendido por sus propios compañeros de armas y luego ratificado por El Libertador, pero su condición de pardo (nombre de mestizo en la época colonial) le llevó a tener problemas con sus superiores criollos (blancos), incluyendo al propio Bolívar que formaban parte de los mantuanos. Sin embargo, el propio Libertador trató de disuadirlo de sus intenciones, escribiéndole el 19 de junio de 1817: «… La patria lo necesita a Ud. hoy como lo que es y mañana habrá de necesitarlo como lo que por sus servicios llegare a ser».

Manuel Piar participó en 24 acciones de guerra y sólo igualó en una de ellas, en contra del español asturiano José Tomás Boves en el sitio de El Salado en octubre de 1814. Fue héroe de las batallas de El Juncal (1816) y San Félix (1817) que prácticamente liberó toda Guayana, y fue él quien en Angostura creó la base de retaguardia de vital importancia para los éxitos de 1819 e invitó a establecerse en ella al Libertador.

Existe la creencia de que, aunque Piar anhelaba la independencia, también deseaba el poder y el derecho político y social de los mestizos, denigrados por el sistema colonial y cuya situación aparentemente no cambiaría con la hipotética derrota de los realistas. Así que decidió conspirar contra Bolívar y su ejército, dirigido por casi todos los blancos de la oligarquía mantuana de Caracas, con el fin de querer imponer la pardocracia.2​ Sin embargo, algunos autores han aducido la posibilidad de que la Conquista de Piar en Guayana, y sus innumerables victorias en el campo de batalla, aunado al aprecio de sus subalternos, crearan ciertos recelos y asperezas en Simón Bolívar, quien probablemente terminó conspirando con otros próceres para enjuiciarle y fusilarlo por supuesta traición a la patria.

En 1817 fue capturado en Aragua de Maturín por el general Manuel Cedeño, llevado a juicio según el Decreto de Conspiradores de agosto de 1813 y condenado a muerte el 16 de octubre de 1817 en Angostura (actual Ciudad Bolívar) por los delitos de insubordinación, deserción, sedición y conspiración, siendo presidente del Consejo de Guerra su paisano el almirante Luis Brión y el Fiscal Carlos Soublette. El capitán Fernando Galindo, quien era su enconado enemigo, fue escogido, sin embargo, por el reo como su defensor, logrando este que se desestimasen los cargos de insubordinación y deserción.

Prensa CAVIM