30 DE ENERO 1846 NATALICIO DE JOSÉ ANTONIO PÉREZ BONALDE

Poeta venezolano considerado el mejor exponente del Romanticismo en su país. Hijo de Juan Antonio Pérez Bonalde y de Gregoria Pereira. Su padre fue un destacado miembro militante del partido Liberal. Fue presidente del Senado y desempeñó el cargo de Ministro en uno de los gabinetes. Debido a la agitada vida política que vive el país Juan Antonio Pérez Bonalde, padre, decide irse y establecerse con toda la familia en Puerto Rico. Allí transcurre parte de su infancia y su adolescencia, también allí tomó cuerpo su vocación poética. Estudió diversos idiomas entre esos inglés, alemán, francés, italiano, portugués, griego y latín. Los idiomas le permitieron conocer directamente literaturas extranjeras. Este factor contribuyó a hacer de Pérez Bonalde un romántico superior en muchos aspectos a la mayoría de sus compañeros hispanoamericanos.

Estos magníficos conocimientos le permitirán traducir de obras de Poe, Heine, Shakespeare y Guerra Junqueiro, D’Abreu y Unhland, Herder y Lenau, Ferreira y Saint-Víctor son entre otros, autores de los cuales va a verter algunas obras al castellano.

Tras el fin de la Guerra Federal, en 1864, su familia regresa a Venezuela. y él colaboró con publicaciones liberales. En 1870 se incorporó a una Sociedad Patriótica que asumió posturas críticas ante el nuevo gobierno autoritario del General Antonio Guzmán Blanco. Sus amigos ya lo conocían como poeta, y lo incitaron a escribir una sátira contra el presidente. Esto bastó para que las autoridades lo expulsaran del país. Pérez Bonalde se estableció en Nueva York, donde trabajó para una fábrica de perfumes. De 1870 a 1888 viajó incansablemente como agente comercial por diversos países

Estando en Nueva York recibe la noticia de la muerte de su madre, lo que va a significar un rudo golpe para el poeta. En 1876 las circunstancias políticas abren las puertas de Venezuela a Pérez Bonalde. El presidente Francisco Linares Alcántara propicia un clima de tolerancia política y el poeta regresa. Durante la travesía, en el barco que lo conducía a Puerto Cabello, un mundo de recuerdos lo invade: la infancia, la patria, el dolor por la madre muerta, le producen la inspiración necesaria para escribir el poema “Vuelta a la Patria”.

Este segundo regreso a Venezuela es aún más corto que el primero. El presidente Alcántara muere el 30 de noviembre de ese año 1876. Guzmán Blanco vuelve asumir el mando de la república y Pérez Bonalde debe tomar de nuevo el camino del destierro. Vuelve a Nueva York, en 1877 y en 1879 contrajo matrimonio y al poco tiempo tienen una hija. Pérez Bonalde se centrará en su hija. Es tanta la alegría que ese mismo año publica su segundo libro de poesías originales: Ritmos, conjunto de 35 poemas, en donde aparece El canto al Niágarauna de sus más celebradas composiciones. En 1883 muere su hija Flor en forma inesperada. Conmovido por ese inmenso dolor escribe el poema Flor y además el poema Gloria in Excelsis, y no vuelve a publicar libros de poesía propia.

En 1888 enferma gravemente y es recluido en un hospital donde permanece un año. En 1889 es llamado a Venezuela para colaborar en el gobierno de Raimundo Andueza Palacio, será este su último retorno al país.

El 4 de octubre de 1892 fallece en La Guaira. Once años después (1903) sus restos son trasladados a Caracas en medio de solemnes honras fúnebres. Y desde 1946, centenario de su nacimiento, sus cenizas reposan en el Panteón Nacional.

Su obra poética, no es muy extensa, lleva la impronta del romanticismo melancólico: nostalgia de lo perdido, culto a los muertos, crepuscularismo. Es un excelente lírico romántico de evocaciones nostálgicas, cuyos ecos lo acercan más al posromanticismo que al modernismo. Y su poesía influyó poderosamente en la lírica venezolana. Principalmente su obra poética original está representada por dos Poemarios: Estrofas (1877) y Ritmos (1880). Sus traducciones de mayor importancia son El cancionero (1885) del alemán Henrique Heine, y El cuervo (1887) del norteamericano Edgar Allan Poe. Sus poemas más recordados son la elegía «Flor» (dedicada a su hija Flor, que murió siendo muy niña), «Primavera», «Poema del Niágara» y «Vuelta a la patria».

 

Prensa CAVIM