FIRMA DEL ACTA DE INDEPENDENCIA

El Acta de la Independencia de Venezuela es un documento redactado y firmado desde el 7 de julio de 1811, en el que representantes de siete de las diez provincias pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en Sudamérica, reunidas en la capilla Santa Rosa de Lima de la ciudad de Caracas, declararon el 5 de julio su independencia de la Corona de España, estableciendo una nueva nación basada en principios republicanos y federales, aboliendo para siempre la Monarquía bajo los valores de la igualdad de los individuos, la prohibición de la censura y la libertad de expresión. Consagra el principio constitucional y se opone radicalmente a las prácticas políticas, culturales y sociales que habían existido durante trescientos años en la América española. La Declaración es notable por ser el primer caso de una Colonia española de América que declara su independencia absoluta.

Las siete provincias explicaron sus razones para esta acción, entre ellas, que era funesto que una pequeña nación de Europa gobernara las grandes extensiones del Nuevo Mundo, y que Venezuela había recuperado el derecho a la autonomía después de las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII en Bayonalos que condujo a la ocupación del trono español por la dinastía francesa Bonaparte. Esta inestabilidad política en España dictó que los venezolanos debían gobernarse por sí mismos, a pesar de la hermandad que compartían con los españoles.

Las tres provincias restantes no participaron en dicho Congreso Constituyente debido a su decisión de permanecer bajo la autoridad de la Corona Española representada por el Consejo de Regencia de España e Indias.

La nueva nación que esta declaración proclamó sería la Confederación Americana de Venezuela, posteriormente con la promulgación de la Constitución Federal de 1811 oficializaría el nombre de la nación como Estados de Venezuela. Fue elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, ratificada por el Congreso el 7 de julio de 1811, y pasada al libro de Actas el 17 de agosto de 1811.

El 19 de abril de 1810 se convoca un Cabildo extraordinario en la ciudad de Caracas como respuesta inmediata a la disolución de la Junta Suprema de España, la renuncia del Rey Fernando VII, iniciando inadvertidamente con ello la lucha por la independencia de Venezuela. El movimiento se originó por el rechazo de los caraqueños al nuevo gobernador de la Provincia de Venezuela y Capitán General de Venezuela Vicente Emparan, quien había sido nombrado por el hermano de Napoleón Bonaparte, José I de España, que se desempeñaba como rey de turno debido al derrocamiento del Rey Español, tras la invasión napoleónica en España.

La Junta Suprema fue un gobierno provisional, surgido de los sucesos del 19 de abril. Actuó hasta el 2 de marzo de 1811, y fue eventualmente un gobierno de transición, no independiente, partidario de la Corona española. Sin embargo, esta Junta llevó a cabo reformas en el orden interno, trató de unificar las provincias y reforzar su autonomía, e hizo gestiones en el exterior para obtener la solidaridad de otras colonias y el reconocimiento y la ayuda de las naciones extranjeras. El carácter de este gobierno «conservador de los derechos de Fernando VII» no le permitía ir más allá de la autonomía que se había proclamado el 19 de abril. Por esa razón, la Junta resolvió convocar a elecciones e instalar un Congreso General ante el cual declinar sus poderes y que decidiera la suerte futura de las provincias venezolanas.

La convocatoria fue hecha en junio, y fue acatada por las provincias de Caracas, Barquisimeto, Cumaná, Barcelona, Mérida, Margarita y Trujillo, mas no por las provincias de Maracaibo, Coro y Guayana, pues aunque todas estaban igualmente contrariadas por la presencia de un rey usurpador francés en la Corona española, estas tres provincias manifestaron su desacuerdo con el desconocimiento de la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias reunido en Cádiz. No obstante, la convocatoria a elecciones fue la medida de mayor trascendencia política de la Junta, pues aseguró la transformación del gobierno de facto en un régimen constitucional independiente.

Las elecciones se practicaron entre octubre y noviembre de 1810. El reglamento electoral era censitario pues daba el voto a los hombres libres, mayores de 25 años y propietarios de bienes raíces, y no hubo voto para las mujeres, ni los esclavos, ni la gran mayoría de la población carentes de bienes de fortuna. De esta manera, vino a resultar un Congreso formado en su totalidad por representantes de la oligarquía criolla. Por eso, aquel cuerpo no pudo llevar a cabo transformaciones radicales en el orden social o económico, y sólo realizó el cambio político que le resultase adecuado a sus integrantes.

El reglamento dispuso, además, que las elecciones se hicieran en dos grados: primero, los votantes nombraban a los electores de la parroquia; y luego, estos electores, reunidos en asamblea electoral en la capital de la provincia, designaban los representantes al Congreso, a razón de un diputado por cada 20.000 habitantes. Practicadas las elecciones, resultaron electos 44 diputados, los cuales se instalaron y sesionaron en Congreso por primera vez el 2 de marzo de 19 en la casa del Conde de San Javier (actual esquina El Conde en Caracas). Las provincias estuvieron representadas así: Caracas 24 diputados; Barinas 9; Cumaná 4; Barcelona 3; Mérida 2; Trujillo 1; Margarita 1.

A medida que se fueron desarrollando las sesiones del Congreso, la idea de la Independencia fue ganando adeptos en el seno del mismo. Muchos diputados la apoyaron con apasionados alegatos, otros con argumentos históricos. Entre los diputados que se oponían a la ruptura definitiva con la corona española, se encontraba el sacerdote de La Grita, Fernando Vicente Maya, quien pronto se vio abrumado por los discursos de Fernando Peñalver, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Francisco Javier Zuarez y muchos más, favorables a la idea de la Independencia absoluta. Mientras tanto, los ánimos de los jóvenes radicales se caldeaban en las reuniones de la Sociedad Patriótica, incluido el del joven Simón Bolívar, quien lanzó ante las dudas sobre la Independencia la famosa pregunta: «¿Trescientos años de calma, no bastan?».

El 3 de julio en la Capilla Santa Rosa de Lima se inició el debate del Congreso, y el día 5 a comienzos de la tarde se procede a la votación que terminó hacia las 2:30 de la tarde, resultando aprobada la Independencia con cuarenta votos a favor. De inmediato, el Presidente del Congreso, diputado Juan Antonio Rodríguez, anunció que estaba «Declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela».

En la misma tarde del 5 de julio el Congreso celebró otra sesión, en la que se acordó redactar un documento, cuya elaboración fue encomendada al diputado Juan Germán Roscio y al secretario del Congreso, Francisco Isnardi. En este documento debían aparecer los motivos y causas que produjeron la Declaración de la Independencia, para que sometido a la revisión del Congreso, sirviese de Acta y pasara al Poder Ejecutivo.

El Acta fue aprobada el día 7 de julio por todos los diputados, con la sola excepción del padre Fernando Vicente Maya, diputado por La Grita. Poco a poco la fueron firmando los representantes, pasada al libro de Actas del Congreso el 17 de agosto, hasta que el 18 de ese mes estamparon las últimas firmas.

A consecuencia del decreto del ejecutivo publicado el 8 de julio de 1811, fue publicada solemnemente el Acta de la Independencia el domingo 14 de julio en Caracas. Al frente de la multitud que presenció los actos se hallaban los jóvenes hijos de José María España, uno de los precursores y mártires de la Conspiración independentista de 1797, quienes llevaban en alto la bandera tricolor diseñada por Miranda y aprobada por el Congreso, siendo izada ese día en el Cuartel San Carlos y la Plaza Mayor.

El secretario de decretos del Poder Ejecutivo, José Tomás Santana, leyó en voz alta, en las principales esquinas de Caracas, el Acta de Independencia. Ese mismo día prestó juramento la Tropa congregada en la Plaza Mayor, actualmente la Plaza Bolívar de Caracas.

El lunes 15 de julio se procedió en la sede del Congreso a la solemne jura de la Independencia por parte de las principales autoridades: lo hicieron primero los Diputados, luego el Poder Ejecutivo, después la Alta Corte de Justicia, el Gobernador Militar de Caracas y el Arzobispo.

Al iniciarse las guerras de independencia, en 1812 el Congreso se trasladó a la ciudad de Valencia ya que el oficial español Domigo de Monteverde, designado por su gobierno para enfrentarse al Generalísimo Francisco de Miranda y recuperar a Venezuela, invadió a Caracas con sus tropas, el 12 de marzo de 1812. El archivo del Congreso, junto con los dos libros de actas, uno original y otro una copia o Libro Segundo, fue abandonado por los diputados. Los libros manuscritos fueron escondidos en su vivienda por algún partidario de la causa patriota, por lo que se dio a conocer solo parte del texto del Acta reseñado en el Libro Segundo, publicado en «El Publicista Venezolano», órgano periodístico oficial del Congreso, en su segundo número el 11 de julio de 1811.

En un artículo publicado en un periódico de Caracas en el año 1884 el historiador y escritor venezolano Arístides Rojas hizo notar que, aunque el texto que se dió a conocer por «El Publicista Venezolano» coincidía con los textos publicados por otros medios impresos posteriormente, no ocurría igual con el número de firmantes del Acta de Independencia. Seis años después, los integrantes de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, a instancias del académico Julián Viso, el 28 de mayo de 1890 decidieron asumir la labor de investigar cual de las actas impresas hasta el momento se consideraba auténtica, por suponerse que estaba perdido el tomo con el acta original. A tal efecto, el presidente de la Academia designó una comisión compuesta por el general Pedro Arismendi Brito, y los historiadores Julián Viso y Martín José Sanavria, para que estudiara el asunto y presentase un informe a la mayor brevedad posible.

Sin embargo, después de varias investigaciones, en informe presentado a la Academia el día 10 de junio de 1891, la comisión de investigadores dictaminó que el acta original era la que se hallaba en un folleto impreso en Londres en el año 1812, titulado «Documentos oficiales interesantes de Venezuela», cuyo texto era idéntico al presentado por «El Publicista Venezolano». A este informe, fue añadido el voto salvado del académico Julián Viso. El 19 de abril de 1900, el entonces entonces presidente de Venezuela, Cipriano Castro dictó un decreto considerando como texto oficial del Acta de independencia el que apareció en el citado folleto. Por disposición del presidente Castro y resolución de su ministro de instrucción pública, se ordenó la publicación de todos los documentos relacionados con la Independencia de Venezuela en el libro «Prólogo a los Anales de Venezuela», el cual fue editado por la Academia Nacional de la Historia en 1903. ​

Uno de los dos libros de actas que fuera escondido en 1812, pasó de mano en mano, permaneciendo oculto a la luz pública durante 96 años, hasta dar a las manos de la señora María Josefa Gutiérrez, por entonces ya viuda del ingeniero Carlos Navas Spínola quien poseía originalmente el tomo que había recibido como un depósito que en 1895 le había hecho la señora Isabel La Hoz de Austria. ​En octubre de 1907 a un amigo de la familia, Roberto Smith, le fue mostrado el documento que permanecía oculto en una banqueta de un piano. Smith, sorprendido de encontrar tal documento, solicitó a la poseedora del tomo que se lo prestara para que de él tomara notas para su texto de Historia de Venezuela, su amigo el historiador y político venezolano Francisco González Guinán, a lo cual accedió. González Guinán examinó el tomo y escribió al Presidente Cipriano Castro, notificándole del descubrimiento del libro y lo entregó al entonces Presidente del Poder Ejecutivo, Samuel Niño. Castro solicitó entonces a la Academia Nacional de la Historia de Venezuela que examinara el documento, por lo cual sus integrantes, confirmaron su veracidad, lo que hizo que el manuscrito fuera adquirido por el Estado Venezolano. En carta privada para González Guinán del 19 de noviembre de 1907, el presidente Cipriano Castro le comunicó que este libro sería exhibido el 5 de julio de 1908 y que el Ejecutivo Nacional le destinara un lugar para su resguardo definitivo​ el cual es, desde entonces, el Salón Elíptico del Palacio Legislativo en Caracas, lugar donde el histórico tomo es preservado en un arca especial cuya llave es entregada a los mandatarios en ejercicio.

Prensa CAVIM